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martes, 26 de mayo de 2015

Llegó el otoño... las hojas.. y el humo!!



Después de tanto extrañarlo por fin llegó el otoño a la ciudad, ya las calles comienzan a teñirse de diversos tonos de ocres y da placer la caminata sintiendo el crujir de las hojas bajo nuestros pies.
Sin embargo, no todas las personas tienen esta visión romántica del otoño y mantienen una lucha encarnizada con las hojas que se empeñan en caer y ensuciar su vereda y/o jardín. “En materia de gustos no hay nada escrito” reza el dicho y es nuestro deber respetar este aparente desagrado respecto de las hojas secas y la necesidad de desecharlas de alguna manera; sin embargo, cuando la opción elegida es la quema, también es nuestro deber advertir por qué es inadecuado e incluso peligroso quemar las hojas.

¿Por qué no quemar las hojas?
La incineración de residuos vegetales –ya sean restos de poda, hojarasca, etc.- generan, por un lado, suciedad y humo que bien pueden resultar perjudiciales para personas con problemas alérgicos o respiratorios, pero fundamentalmente cabe destacar que en estos procesos se producen dioxinas y furanos, compuestos químicos clorados que resultan a partir de procesos involuntarios de combustión. Estos elementos pueden resultar peligrosos para
la salud, en especial en los niños; son no solubles en agua, pero sí en aceites, lo que hace que se adhieran a tejidos grasos. La exposición a estas sustancias puede aumentar los riesgos de contraer enfermedades graves, trastornos hormonales y neurológicos, así como debilitar el sistema inmunológico. La emisión generada en la quema de hojas se considera gases de efecto invernadero, que produce a su vez contaminantes orgánicos persistentes (COP)[1].

¿Qué hacer con las hojas secas?
En primer lugar, no debemos olvidar que las hojas secas son una valiosa fuente de materia orgánica, pueden ser un gran insumo para nuestro compost; o bien, secas y estrujadas pueden funcionar como mantillo para proteger el suelo y ayudar a conservarlo húmedo y suelto. Recordemos que una capa de 5 cm de ese material que cubra el suelo y rodee los tallos de las plantas, frena el nacimiento de malezas y mejora las condiciones de cultivo.

Evitar la quema de hojas nos ayudará en más de un sentido, sumando materia orgánica a nuestro jardín, respetando normas básicas de convivencia y especialmente colaborando en el cuidado de nuestro ambiente.



[1] Entre la lista de los COPs se incluyen los plaguicidas clorados usados en la agricultura, PCB -plicloruro de bifenilo- y dioxinas y furanos, compuestos químicos clorados obtenidos a partir de procesos de combustión.

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